El desafío se planteó a partir de situar el edificio solo sobre una de sus medianeras y liberar trabajando sobre la fachada lateral la medianera norte y este para poder lograr un vacío vertical en el lote según la normativa que establece 3m mínimos para poder ventilar e iluminar y 1,15m para poder iluminar locales de departamentos. Mediante esta operación de lateralizar el edificio se buscó poder obtener iluminación natural sobre la mayor cantidad de superficie de fachada este-norte principalmente.

El edificio se concibe como dos “torres” unidas entre sí por una circulación/corredor abierto a modo de vereda elevada, eliminando así la idea de palier cerrado. De este modo, siempre se ingresa a las unidades de vivienda por un espacio abierto volcado hacia el vacío vertical y patio interno de orientación noreste.

Se buscó que cada unidad de vivienda del edificio sea particular y única. La iluminación y ventilación natural articuladas con distribuciones espaciales diversas debido a la morfología cambiante del edificio desarrollo vertical son las condiciones que hacen que cada unidad tenga un carácter singular.

Para la conformación de los cierres y piel exteriores, siendo el cliente proveedor de aluminio, se contaba con aproximadamente 10 bobinas de chapa de aluminio de 500 micrones almacenadas en depósito desde finales de los años 80. Se decidió hacer uso de las mismas, sometiéndolas a un proceso de adecuación y fabricación de paneles.